Nos han llamado brujas durante muchísimos años y en realidad tienen un motivo. Desde el inicio, el hombre se dio cuenta del poder magnético que poseemos las mujeres. Al hablar de energía, la cualidad femenina es magnética y la cualidad masculina es eléctrica. Los hombres al caer en ese magnetismo infinito de una mujer, buscando esa unión electromagnética al hacer el amor, sienten que se pierden y son capaces de hacer cualquier cosa bajo este efecto. Es algo natural. De hecho, por esto decidieron reprimir las sexualidad femenina y quemar a más de una «bruja». ¡El juego de energías es maravilloso! Sólo debemos hacer consciencia de ello.
La luna es un elemento que representa a la mujer y su energía femenina. Tan es así, que el ciclo menstrual de las mujeres está representando con las fases lunares. Y aunque la luna nueva sea la que mejor representa nuestra cualidad de introspección, calma y oscuridad, la luna llena representa a la perfección nuestra cualidad magnética. Ese magnetismo que sentimos al ver la luna llena es el mismo que siente un hombre ante una mujer y más si ésta está empoderada. Esa sensación de envoltura y atracción, ¡bien podríamos llamarlo hechizo! ¿Cómo no van a catalogarnos de brujas si tenemos tanto poder en nosotras?